Recojo dos obras de Gonzalo Tena. La primera es una acuarela sobre cartulina, apropiadamente titulada Sin título, de la época del movimiento “Pintura-pintura” de los años setenta, cuando formaba parte del Grupo Trama en aquella Barcelona que parecía inclinarse por el conceptualismo y que miraban a Pleynet y otros artistas franceses que apoyaban la importancia de la pintura como medio de expresión artística, más que como narrativa. Ahí estaba Tena junto con Broto, Grau, Rubio y otros como Teixidó que recibieron el apoyo de Antoni Tàpies y de la Galería Maeght. Fijémonos en la obra de 1976 y observaremos la forma del marco cuadrado y la pintura que se extiende a su alrededor. Algunas obras de ese periodo, también sobre lienzo, tabla y pintura se desenvuelven en la idea del marco y la materialidad de la pintura. Varias de esas obras se expusieron el verano pasado en la Sala de la Villa de Puertomingalvo. Era una especie de retrospectiva de la ya dilatada carrera de Gonzalo Tena.
En estos momentos el artista turolense expone su Obra reciente en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IAACC) Pablo Serrano (15 de diciembre de 2021 al 6 de marzo de 2022). Esta muestra corresponde o es consecuencia de haber ganado en 2017 el Premio Aragón Goya del Gobierno de Aragón. La segunda obra que se reproduce junto a este texto es una de las piezas que se agrupan con el nombre de Sagradas escrituras de 2020, al igual que otra serie llamada Grandes formatos, del mismo año. La primera impresión es la de ver una pintura abigarrada de varios colores; sin embargo al acercarnos vemos letras de distintos tamaños; las grandes protegen a las pequeñas y éstas se refugian en las más grandes. Son letras en las que no desciframos ninguna narrativa. ¡Quién sabe si nuestras investigaciones pueden descifrar algún mensaje críptico o no críptico de Gonzalo Tena!
Entre los años setenta y los dosmilveinte ha pasado mucho tiempo y Gonzalo Tena, tras su distanciamiento del mundanal ruido del arte de los años ochenta, no ha hecho más que profundizar, desde el mundo pero alejado del ruido, en la vida y en el arte y siempre trabajan do en series. Gertrude Stein y sus textos, Ludwig Wittgenstein y sus teorías del color, Knoroosov y la escritura maya, la mística de Fray Bernardino de Laredo y su Subida del monte Sion, la pintura y el oro, sin olvidarnos de sus pesquisas en torno a La Torre de Babel de Bruegel el Viejo, nos hablan de lo que dice Leo Tena: “Aunque al final el subconsciente le ha traicionado y ha terminado descubriendo que es un pintor para quien lo genuinamente sagrado es la escritura”.
© Ricardo García Prats, 2022